Es momento de renacer y elevarnos desde nuestras más profundas cenizas. De abrir las alas del corazón y confiar una vez más en nuestro RENACIMIENTO. La Luz siempre ilumina la más profunda oscuridad. Sintamos la posibilidad de enamorarnos del ser único que somos, la posibilidad de “casarnos” con nosotres mismes . Por eso el Sol deja ese círculo de fuego, para poder ver con claridad lo que somos en nuestro interior.
Este eclipse anular pone de manifiesto el compromiso de la energía masculina a volver a alcanzar su sacralidad y para ello nace un firme propósito de aceptar el lugar que merece en la unidad divina.
Es momento de volver a creer en nosotres mismes, esa es la forma de conectar con nuestra sacralidad, porque la sacralidad es nuestra verdad más íntima.
Es un compromiso con esa verdad única que se facilitó el 21, sabiendo que la única forma de que eso se dé, es gracias al reconocimiento del lugar exacto de nuestra energía femenina, la que permite que se geste la verdad única que hay en cada ser.
El anillo de fuego está compuesto de la union de las dos energías sagradas y purifica la totalidad de nuestro canal.
Las emociones que se moverán:
-Será una oportunidad para sentir las emociones más fluidas en los entornos familiares y grupales. Nos sentiremos más libres y completos, transitemos la emoción que transitemos. En todo momento podremos sentirnos a nosotres vehiculizando las emociones que entrarán y saldrán con mayor facilidad de nuestros canales. Si entras en crisis en lo humano-emocional puedes hacer meditación pidiendo la asistencia de estos maestros ascendidos de la frecuencia crística, Jesucristo y María Magdalena o de la frecuencia diamante el Padre y la Madre Universal.
Rafael Galindo Romero 