
Yo me abro a mi brujo.
Reconozco mi poder
floreciendo humilde e iluminado
en cada uno de los
dones que mi corazón ofrece.
Reconozco mi magia
la que trasforma mi vida
y la de los demás
tan solo con aceptar
que estoy hecho
de pólvo de estrellas,
que del cielo vine
y a al cielo volveré.