
Su Magia nos hace zambullirnos en las profundidades de la energía sagrada masculina.
Allí podemos abrirnos a las miles de lágrimas que no fueron derramadas por la creencia de la vulnerabilidad como debilidad…
Allí, en ese océano de lágrimas saladas, el hombre se recupera a sí mismo, gracias a una perla que guarda el don de la vulnerabilidad como la vía para unir el poder con el corazón.

Equo Marino nos recuerda que las lágrimas de alegría, de pena, de belleza y de plenitud bailan enamoradas con el fuego eterno de nuestro corazón.