Reunirte en círculos con otros hombres y mujeres, sin que nadie mande ni tenga preparada ninguna dinámica, con la única intención de conectar con nuestro corazón y dejarnos guiar por todo aquello que nos traiga el momento presente y la naturaleza que nos rodea, para mí es UNO DE LOS ACTOS MÁS SAGRADOS, ENRIQUECEDORES, VALIENTES Y CONSCIENTES que tengo la DECISIÓN DE VIVIR.
Sagrado: nos damos el permiso de crecer espiritualmente de igual a igual, de forma natural, sin artificios, simplemente viviendo la vida de forma consciente. Abriéndonos a la magia que se muestra cuando todo ocurre más allá de la expectativa, permitiéndonos soltar el control.
Enriquecedor: cuando nadie lleva los círculos sino tod@s, ocurre que tod@s sumamos, dese el sostén, el silencio, la escucha, la expresión, la comprensión, el perdón, la acción y el respeto. Dando paso a la verdad de la geometría del círculo, donde cada punto es imprescindible e igual al resto. Así nos abrimos al bálsamo de poder expresar la verdad que llevamos dentro.
Valiente: llegar a un sitio donde no sabes qué va a pasar, quién lo va a llevar, ni quiénes estarán suele crear grandes resistencias y hace aflorar miedos muy profundos que al llegar al círculo se convierten en un gran tesoro por el cual evolucionar.
Consciente: el mayor regalo es este, la consciencia de la unidad. Cuando cada persona se abre y se muestra desde la vulnerabilidad de su corazón te das cuenta que esa persona también eres tú, aquello que expresan al sincerase también está en ti. De esta manera todo lo expresado, se puede sentir como propio y al mismo tiempo, de ningun@ de l@s que estamos allí. Todo lo que compartimos pertenece y co-crea a la unidad. Desde el mismo momento que nos mostramos a través de lo que expresamos, vamos liberándonos de toda la carga del juicio, aceptándonos más allá de lo bueno o lo malo. Cuando damos un lugar a esa parte de nosotr@s mism@s, en nuestros corazones, podemos trascender-entregar esa experiencia y unirnos.
Nos amo, Hombres de Fuego y Mujeres de Agua.