El corazón del Niño Interior tiene tres núcleos de vibración crística.
El primero está vinculado íntimamente con el animal de poder salvaje y es el que conserva y hace vibrar la pureza y la conexión con la vida, luego es imprescindible para la supervivencia.
En el segundo núcleo vibra la vulnerabilidad. De esta manera el arquetipo del niño le recuerda al hombre que, aunque físicamente sea más fuerte, ese no es el camino de su evolución. Su evolución pasa por la capacidad de reconocer su propia posibilidad de ser herido, como proceso de unión y respeto con su energía femenina, esa que permite dar el espacio para que se pueda mostrar su verdad.
Y el tercer núcleo vibra a través de la libertad. Esta libertad reside en el niño interior a través del juego de la toma de conciencia de todas y cada una de las personas que forman parte de su vida, como seres únicos e incomparables. Es la capacidad que tiene el corazón para relacionarse con todos los seres que nos rodean desde la consciencia que brota del amor incondicional, liberándonos del juicio limitante y dando la oportunidad a todo lo que nos rodea para ser tal cual es y no supeditado a nuestro criterio o a nuestros recuerdos.
El Brujo es un arquetipo que lleva un peso ancestral consigo mismo, debido a la manipulación a través de la sexualidad para arrebatar el poder a la esencia femenina, creando una lucha de poder con la energía femenina y una hiperactividad sexual basada solo en la seducción carnal, como un medio para conseguir su propósito. De esta manera, se desvincula de la entrega en el amor a través del acto sexual sagrado. Todo este proceso de baja frecuencia crea una relación con el poder donde se pone de manifiesto la desigualdad y la subyugación de unos sobre otros, viviendo la fuerza como una lucha constante donde nunca se es suficiente o se tiene lo necesario.
La relación del Brujo con el Niño Interior es la del rechazo y miedo. Es el brujo quien alberga estos sentimientos hacia el niño ya que él sabe que el arquetipo del niño tiene justo aquello que a él lo iluminará… la pureza, la vulnerabilidad y la libertad, creando una gran resistencia a evolucionar hacia la Luz Pura. Es aquí donde interviene los Magos Maestros, creando desde la frecuencia Diamante el receptáculo perfecto donde a través del amor se pueda dar la verdad y la belleza del encuentro de estos dos arquetipos en luz pura.
Los Magos Maestros, la Estrella Padre, reunidos alrededor del árbol ancestral de la virilidad, entonan sus cantos energéticos hacia el tronco del árbol y este transmite todos los códigos y geometrías sagradas a través de la resonancia de su tronco, raíces, ramas y hojas de forma cuántica hasta el portal del corazón-alma de nuestro sol. Haciendo así que toda esa información llegue, mediante los rayos del Sol, a cada niño y cada hombre de nuestro planeta Tierra, de manera que entre el bajo corazón y la pelvis se manifieste el recorrido energético de lo que ellos llaman el puente del Girasol Sagrado. Allí nace un girasol de una partícula preseminal cósmica del rayo dorado de ZIRCOX, que brota en mitad del puente e invita al encuentro del brujo y el niño interior.
Es el momento de que cada hombre haga la llamada desde la verdad única de su corazón, para que su arquetipo del niño y su arquetipo del brujo en baja frecuencia se reúnan en el puente del Girasol Sagrado, pudiendose dar el encuentro donde el brujo, al mirarse en los ojos del niño, pueda reconocer en él la pureza, la vulnerabilidad y la libertad que brotan de forma pura en su corazón, recibiendo así su iluminación. Al desaparecer la oscuridad de los ojos del brujo, el niño podrá ver el valor lumínico de la fuerza y el poder que ahora empiezan a vibrar en todo su sistema de charcas cardíacos.
Después de este reconocimiento, ambos podrán subir de la mano hacia el encuentro con el DIOS UNIFICADO, donde podrán volcar todo esta nueva información a todas las células de tu ser y así empezar a crear esta nueva dinámica de unificación y reconocimiento de estos dos fractales de TU SER.