Esta historia va dirigida a niños que se sientan niñas y a niñas que se sientan niños. Es una historia para mujeres que nacen como hombres, para hombres que nacen como mujeres, para hombres que se sientan hombres con esencia de mujer y para mujeres que se sientan mujeres con esencia de hombre, para hombres y para mujeres. Esta historia es para el SER.
Siempre me han apasionado las cosas brillantes, aunque en mi infancia no había muchas… En el instante en que aparecía una la atesoraba con gran ilusión en mi corazón. Una de mis experiencias más brillantes fue a los 3 años . Al mirarme desnudo al espejo, pude ver qué allí había algo más que un niño. Me subí en un taburete y cogí una manta blanca, tapando todo mi cuerpecito para que solo se pudiera ver mi rostro, mis ojos. ¡Qué ilusión! Dentro de mi había una niña que brillaba tanto como la figurita que tenía mi abuela en la mesilla de noche, María Magdalena. Cuando me ponía vestidos, cogía mis muñecas o me pintaba las uñas todo brillaba tan intensamente que parecía estar dentro de una Estrella, mi verdadera casa.
Con el paso del tiempo, debido a mi gran sensibilidad, mi forma de vivir el entorno, mi familia y la vida, tuve que guardar ese gran brillo en el fondo de mi corazón. Hasta tal punto que llegue a olvidar totalmente…mi esencia.
En el último Círculo de Hombres Vulnerables en Monserrat, todo se activó desde el primer momento. Por primera vez me sentía incómodo dentro del círculo. No me permitía mirar a los ojos al resto de hombres, con la excusa de no distraerme y entender mejor lo que querían expresar, cuando en realidad siento con certeza que mirar a los ojos es ver el alma; qué mayor comprensión que esa…
Después, en un ritual donde nos despojábamos energética o físicamente de nuestra armadura, esa que habíamos creado al reprimir nuestra vulnerabilidad, totalmente desnudos y vulnerables, podíamos darnos el permiso de beber de la leche de la Madre Cósmica, abriéndonos a nuestra vulnerabilidad, reconectándonos con nuestra esencia y nuestro poder personal en luz pura. Ahí, experimenté las mayores resistencias de mi vida. Sentí, sin comprender, que al desnudarme por completo ante esos hombres yo era una mujer. No podía abrir los ojos y temblaba, pero una gran fuerza brillante me empujó a ello.
Por último, en la integración de los círculos de mujeres y hombres, internamente se manifestaba el enfado, la rabia y la pena.
Cuando llegaron las mujeres con hermosas pinturas en sus cuerpos y caras, poderosas y brillantes, los hombres se arrodillaron como muestra de admiración y respeto. Yo sentía que no tenía que hacerlo, creándome esto un gran conflicto interno, mi cabeza se disparaba y pensaba que tenía un desencuentro con la energía femenina, y así era, yo no estaba en mi lugar. De hecho, no encontré la calma hasta que durante la comida posterior un hombre y dos mujeres empezaron a pintarme la cara y el cuerpo. Ahí sentí un gran gozo y reconocimiento.
He pasados dos días muy sensible hasta que ayer pude recordar la imagen del niño que sentía a una niña en su interior. Entonces pude comprender lo que me había pasado en este círculo de hombres vulnerables, algo que lleva acompañándome desde mi infancia. Pude comprender que tras mi vulnerabilidad podía encontrar en mi esencia y poder personal a una hermosa niña, María Magdalena, llena del brillo digno de un estrella.
Pude entender que no miraba a los ojos de esos hombres porque en esta ocasión, trabajando el tema de la vulnerabilidad, yo me sentía mujer y al no saber expresarlo notaba que les mentía. Pude vislumbrar que en ese círculo de hombres quién se desnudó fue una mujer y gracias a ello sentí de nuevo la verdad de mi esencia. Amor Valiente Yo Soy. Y en la unión de círculos, la Montaña sagrada me mostró una vez más cuál es el camino a seguir.
Los círculos del SER: un círculo para experimentar el llamado del Sagrado Femenino sea cual sea el género con el que te identificas; otro círculo para experimentar el llamado del Sagrado Masculino sea cual sea el género con el que te identificas. Y la unión de ambos al tercer día.
Por mi parte después de toda esta oleada de consciencia, compresión y llanto, me siento más completa y completo que nunca. Mi esencia femenina abraza a mi género masculino en el grado más grande de aceptación que jamás haya experimentado. Yo soy un hombre que brilla al mostrar su esencia de mujer y ME AMO.